domingo, 25 de marzo de 2012

Mudando la cáscara y las entrañas

Habla bajito que cuentan que las estrellas tienen muy mal despertar, dicen que la luna orgullosa como es ella, prefiere taparse la cara antes que se la comparen con la de su hermano el sol. Dicen, que el cielo es un mural pintado por los primeros niños que quisieron regalar algo a sus padres. El mar es un pozo lleno de sueños y las ciudades pequeños rincones de oportunidades. Me enseñaron, los cuentos de princesas, que es más divertido observar una vida de color de rosa, que los finales felices son más entretenidos, que las pesadillas, las injusticias o las inquietudes no se interponen más que en los caminos de aquellos que deciden prestarles atención. Lo sé, no soy ingenua, la vida no huele a rosas pero tampoco apesta a mentiras, sé que la sonrisa no es el himno de todos los hombres pero que tampoco la sangre es su firma, sé que la felicidad no es un derecho básico pero tampoco la tristeza un sentimiento impuesto, sé que si los hombres brindasen con el mismo cáliz y comiesen de la misma mesa, sé que no haría falta hablar bajito y que la luna ya no escondería avergonzada su cara. 



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