Voy sentada en el metro, sola, desconcertada por la soledad del vagón y al mismo tiempo con la certeza de que hoy no tendré un buen día. Nunca os pasó sentir que al no haber seguido la rutina diaria las cosas no sucederán como debiesen, a mí sí, además constantemente. Lo único bueno de los días como hoy es el creer que mañana tendrá que ser un buen día, o al menos un día mejor. Sonrío a causa de mi situación, me sorprendo a mí misma con mi capacidad de reflexión, a pesar de haber llegado a una triste conclusión sobre el día de hoy no pretendo hacer nada al respecto, puede que otro día al menos mi pestañeo dejase de ser constante o tal vez se me resecase la garganta, pero hoy sin saber porque me tomo el día como algo que debe suceder no importa lo que haga. Quienes crean en el destino comprenderán lo que digo, yo personalmente no creo en el sino pero sí en que todo en esta vida sucede por algún motivo, el motivo de hoy puede ser que de no existir días como hoy no valoraría del mismo modo los días diferentes, los que gracias a esto se salen de la norma. Es curioso, unas cuantas palabras y ya no me encuentro sola pero eso sí entre olor a tabaco y sentada en el metro.
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